Así pasarán el fin de año los soldados en la Alta Guajira
El soldado Jeferson Carrillo Ortega, siempre tuvo clara su vocación, desde niño soñó con hacer parte del Ejército, pues veía en la institución un ejemplo de disciplina y amor por la patria.
“Me enamoré de esta carrera, siempre admiré al Ejército y a los soldados por eso decidí ingresar a prestar el servicio militar hasta que logré entrar como profesional”, cuenta con alegría.
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Su día empieza muy temprano; a las 4 a.m. se levanta, se encomienda a Dios, toma sus botas y su compañero fiel: el fusil; realiza la actividad destinada para el día y luego sale a patrullar el desierto que se convierte en un aliado.
En sus cinco años de servicio ha estado en varios puntos del país y en este momento se encarga junto con sus compañeros, de garantizar la seguridad y soberanía de Colombia desde su punto más septentrional; función que alterna con la labor social en las vulnerables comunidades indígenas de la zona.
“Llegamos a las comunidades entregamos mercados, kit escolares para que los niños se sientan bien, con el fin de mantener a las familias felices”, señaló.
El soldado Carrillo es hijo único, nació en el seno de una familia barranquillera, ciudad donde vive su esposa y su pequeño hijo de cinco años, a quien hace cuatro meses no ve. El anhelo de pasar estas fechas junto a los suyos está presente, sin embargo, comprende la importancia de su labor.
“En estas fechas es donde a uno más se le parte el corazón de no poder está con su familia, los extraño, los quiero mucho y sé que muy pronto estaré con ellos, les digo que me esperen con alegría”, dice nostálgico.
Mientras lo entrevistaba lo sorprendí con un detalle que no esperaba, su familia a la que tanto extraña, le envió un mensaje especial.
“Soy Eva Ortega González, madre del soldado Jeferson Carrillo y quiero decirle a mi hijo que lo quiero mucho y lo extraño, que es mi héroe y sé que muy pronto regresara a nuestra casa y podrá compartir con nosotros; le deseamos a él y a todos los soldados de Colombia un Feliz Año Nuevo”.
Por su parte su compañera sentimental, María Varela Suárez le dijo: “Quiero que sepas que te quiero mucho, que te extraño y que oramos por ti para que Dios te dé fortaleza en tu labor diaria”.
Su hijo también le envió un detalle que incluía su perfume favorito, chocolates y una carta donde le manifiesta su profundo amor y deseo de verlo con prontitud.
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“A mi hijo quiero decirle que lo amo mucho, que lo extraño, que es mi vida y que por el estoy acá”, manifestó con la voz entrecortada y entre lagrimas producto de la emoción de recibir mensajes desde el seno de su hogar que se convierten en una recarga de energía y positivismo en medio de la nostalgia.
Como este joven soldado, son muchos en Colombia los que no podrán compartir con sus familias este fin de año; pero las oraciones, la esperanza de volver a ver a los suyos y el amor por su profesión los mantienen firmes.
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