El relato de un náufrago que se aferró a Dios y su experiencia para sobrevivir

La veteranía en el arte de la pesca y aferrarse a Dios le bastaron a Santander González De Ávila, a sus 67 años de edad para lograr sobrevivir en altamar luego de ser víctima de un atraco en medio de su faena.

Salió como de costumbre a las 6 de la tarde del día sábado 23 de abril del corregimiento de La Boquilla con la fe de regresar el domingo con una buena pesca para solventar los gastos del hogar; a siete u ocho millas náuticas de la Costa, en el sector conocido como Cabezo Bravo llegó con su lancha que tenía solo 12 días de estrenar motor nuevo, sin pensar que algo malo estaba por sucederle. 

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Contó que estando en el lugar echó la red, "tipo doce de la noche se me presentaron cuanto bandidos pidiéndome carnada, pero yo les dije que no tenía y lo que hicieron fue que me redujeron, me amordazaron, me quitaron el motor, un cuchillo, mi celular y hasta la comida de medianoche. También le quitaron el tapón a la lancha y me dejaron a la deriva".

¿Cómo logró sobrevivir? Así lo contó. "Con la experiencia empírica y la sabiduría ancestral de un pescador de hace más de 50 años, yo recurrí a todos los recursos que se me venían a la gente, pero, casi todos esos recursos que se me venían a la mente eran en vano, pero la creencia en nuestro Señor Jesucristo me dio la fuerza para que me amarrara del chaleco y boya, y ahí sobreviví tres horas en el agua, la canoa se hunde y yo quedo amarrado de las dos manos".