En Magangué, la Policía cambió la soledad por abrazos en la Nochebuena de los abuelos del asilo
La Navidad suele estar marcada por el calor del hogar, las mesas compartidas y el reencuentro familiar. Sin embargo, para muchos adultos mayores del Asilo Nuestra Señora de La Candelaria, en el municipio de Magangué, Bolívar, estas fechas han significado históricamente silencio y soledad. Este 24 de diciembre, esa realidad cambió gracias a una jornada cargada de humanidad y sentido social liderada por la Policía Nacional de Colombia.
En el marco de la estrategia Navidad con Propósito, uniformados del Departamento de Policía Bolívar llegaron hasta el asilo para compartir la Nochebuena con los adultos mayores que allí residen. No fue una visita protocolaria ni una actividad institucional más: fue un encuentro de miradas, historias y afectos, en el que el uniforme pasó a un segundo plano y la empatía se convirtió en protagonista.
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Acompañados por la Arquidiócesis de Magangué, las religiosas encargadas del cuidado de los abuelos y el sacerdote del recinto, los policías compartieron una cena sencilla, entregaron regalos y animaron la jornada con música y villancicos que despertaron recuerdos y emociones. Algunos adultos mayores se animaron a bailar, otros prefirieron escuchar y sonreír en silencio; pero todos coincidieron en algo: sentirse acompañados.
Durante la jornada, varios abuelos compartieron relatos de su vida, de Navidades pasadas y de familias ausentes. En uno de los momentos más conmovedores, un adulto mayor confesó entre lágrimas sentirse solo, pues su hijo ya no volvía. Ese gesto, breve, pero profundo, recordó que la Navidad también puede doler y que escuchar, muchas veces, es el acto más poderoso de solidaridad.
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“El mayor regalo que podemos ofrecer esta Navidad es nuestra presencia. Escuchar, acompañar y decirle a nuestros adultos mayores que no están solos también es servir a la patria”, expresó el coronel Alejandro Reyes Ramírez, comandante del Departamento de Policía Bolívar.
La tarde avanzó entre conversaciones pausadas, abrazos sinceros y una calma distinta que se instaló en cada rincón del asilo. Más allá de los regalos materiales, la visita dejó un mensaje claro: la dignidad de los adultos mayores importa y su bienestar es una responsabilidad compartida.
Con esta actividad, la Policía Nacional reafirma que su labor va más allá del control y la vigilancia. También implica proteger la vida desde el cuidado, la cercanía y el respeto por quienes han recorrido un largo camino. Porque la seguridad empieza cuando una persona se siente vista, escuchada y acompañada.