Rituales
Rituales
Rituales
3 Dic 2025 05:30 PM

Rituales y agüeros de Año Nuevo: tradiciones que prometen prosperidad, amor y viajes

María Beatriz
López
Los colombianos preparan sus rituales de fin de año para atraer fortuna, salud, estabilidad emocional y nuevas oportunidades.

 

Cada fin de año, millones de colombianos recurren a rituales y agüeros que combinan tradición, espiritualidad y simbolismo para recibir el nuevo ciclo con la mejor energía. Aunque para algunos son simples costumbres culturales, para otros representan un ejercicio de fe y esperanza que permite cerrar el año con optimismo. Prosperidad económica, estabilidad emocional, viajes, amor y bienestar son los deseos que más se movilizan en estas prácticas, transmitidas de generación en generación.

Uno de los agüeros más populares es el uso de ropa interior amarilla la noche del 31 de diciembre. Para muchos, este color —asociado con la riqueza, la buena fortuna y la alegría— abre el camino a un año próspero. Hay quienes aseguran que debe ponerse al revés y voltearse justo a la medianoche para reforzar su efecto. Otros optan por el color rojo, relacionado con el amor y la pasión, en busca de fortalecer vínculos afectivos o atraer nuevas relaciones.

 

Las lentejas, símbolo universal de abundancia, también tienen un papel protagónico. Se llevan en los bolsillos, se reparten entre familiares y amigos o se consumen en la mesa antes de recibir el Año Nuevo. La creencia popular asegura que este grano, por su forma y origen, está ligado a la multiplicación de recursos y al bienestar financiero.

En muchos hogares, la tradición de comer 12 uvas al ritmo de las campanadas es indispensable. Cada uva simboliza un mes y un propósito, lo que convierte este momento en un ejercicio de reflexión personal y proyección. Los deseos abarcan desde metas laborales hasta salud, viajes, amor y crecimiento espiritual.

Otro ritual ampliamente practicado es el de la maleta. Apenas marca la medianoche, numerosos ciudadanos salen a la calle con una maleta vacía y recorren su cuadra o la manzana. Esta acción simboliza movimiento, nuevos caminos y oportunidades de viajar durante el año. En ciudades como Barranquilla y Cartagena, donde el turismo y las conexiones internacionales tienen gran peso, este agüero es especialmente significativo.

Para quienes buscan renovar energías o despejar el hogar, barrer la casa desde el fondo hacia la calle se ha convertido en un acto simbólico que representa la expulsión de lo negativo. Algunos acompañan este ritual con velas de colores: las doradas para la prosperidad, las verdes para la esperanza, las rojas para el amor y las blancas para la paz.

El tradicional Año Viejo sigue siendo uno de los agüeros más emblemáticos. En barrios y veredas, las familias elaboran muñecos con ropa vieja o materiales reciclados que representan las situaciones difíciles o dolorosas del año que termina. Al quemarlo, se realiza un acto de liberación emocional y simboliza la posibilidad de un nuevo comienzo.

También es común el uso de baños energéticos con hierbas como ruda, albahaca o romero, que buscan atraer tranquilidad y bienestar. En algunas regiones del Caribe, se acostumbra rociar agua bendita en las puertas del hogar para atraer protección y armonía.

 

Pese a la diversidad cultural y a los cambios de la vida moderna, estos agüeros continúan ocupando un lugar importante en las celebraciones decembrinas. Más allá de su interpretación religiosa o supersticiosa, representan un momento de unión familiar, memoria colectiva y esperanza compartida. Son prácticas que conectan la tradición con las expectativas del futuro, y que cada año renuevan el deseo común de construir un camino lleno de oportunidades.

Mientras el país se prepara para recibir el 2026, los rituales y agüeros seguirán siendo protagonistas, recordando que, más allá del tiempo, los colombianos conservan intacta la ilusión de comenzar un nuevo ciclo con optimismo, fe y energías renovadas.

Fuente
Alerta Caribe