Santa Marta instala la Mesa de la No Violencia con siete pueblos indígenas
Por primera vez en la historia de Santa Marta, los siete pueblos indígenas con presencia en el territorio, arhuaco, wiwa, ette ennaka (chimila), kogui, wayuu, taganga y kankuamo, se sentaron en una misma mesa para dar vida a la denominada Mesa de la No Violencia, un escenario concebido para promover el diálogo, la unidad y la defensa colectiva de los territorios sagrados de la Sierra Nevada.
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El encuentro contó con el acompañamiento de la Alcaldía Distrital y el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, y se da como respuesta directa a las alertas tempranas emitidas por la vulneración de los derechos humanos de los pueblos indígenas del macizo montañoso, considerado uno de los territorios ancestrales más importantes del país.
La Mesa fue presidida por la alta consejera para la Sierra Nevada y la Zona Rural, Sarita Vives Gutiérrez, junto a la directora de Poblaciones del Ministerio de las Culturas, Luisa Ángela Caro, y reunió a mamos, autoridades tradicionales y representantes de los cabildos indígenas, quienes coincidieron en la necesidad de consolidar mecanismos propios para la resolución pacífica de conflictos y la protección de la vida.
De acuerdo con lo expuesto durante la jornada, este espacio busca convertirse en un instrumento permanente para la construcción de paz desde los saberes ancestrales, la preservación de la memoria histórica de la no violencia, la defensa de los derechos humanos y la justicia indígena, así como el fortalecimiento de la participación de mujeres y jóvenes como guardianes del territorio.
Olga Montero Carrillo, representante del pueblo kankuamo, calificó la instalación de la Mesa como un hecho sin precedentes. “La Mesa de la No Violencia nos permitirá trabajar en unidad, disminuir los casos de violencia y avanzar, junto a las entidades públicas, en políticas que garanticen nuestros derechos”, expresó.
En la misma línea, Moisés Villafañe Izquierdo, del pueblo arhuaco, destacó el valor simbólico y espiritual del encuentro. “Después de más de 500 años de olvido y despojo, este es un día de reconciliación. La Mesa de la no Violencia nace como un espacio guiado por nuestros principios culturales, el respeto a la Tierra y la búsqueda de unidad para construir una política pública verdadera para los pueblos indígenas", señaló el líder indígena advirtiendo que la violencia nace guiada por los principios culturales indígenas, el respeto por la Madre Tierra y la necesidad de construir una política pública con enfoque étnico real.
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La puesta en marcha de este espacio se enmarca en los avances del Capítulo Étnico de la Comisión Quinto Centenario y en el desarrollo de la Política Pública Indígena Distrital, con la que se busca garantizar la permanencia cultural, la identidad y los derechos colectivos de las comunidades indígenas que habitan el llamado “Corazón del Mundo”.