
Campesinos e indígenas, con la guerra en la puerta por combates entre ejército y grupos armados
El fragor de la guerra vuelve a estremecer a Sierra Nevada de Santa Marta. Campesinos e indígenas de la parte alta del corregimiento de Palmor viven horas de incertidumbre y miedo por los enfrentamientos que desde el pasado 20 de agosto sostienen tropas del Ejército Nacional y las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada, conocidos como 'Los Pachencas'.
Según información de las mismas comunidades y de organizaciones defensoras de derechos humanos los cruentos combates están focalizados en las veredas Uranio I y Uranio II, al igual que Cherúa, en jurisdicción de Ciénaga.
Videos difundidos por la comunidad muestran a integrantes de este grupo armado ilegal disparando desde casas de los campesinos, convirtiendo a las familias en escudos humanos y dejando a la población civil en medio del fuego cruzado.
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Silver Polo, coordinador de la mesa municipal de víctimas de Ciénaga, advirtió sobre el riesgo de desplazamiento masivo de al menos 22.000 personas; es decir, unas 6.000 o 7.000 familias que habitan en la zona afectada.
“El enfrentamiento se viene presentando en veredas con gran presencia de familias indígenas y campesinas. Hoy están atrapadas en medio del Ejército Nacional y un grupo armado. Hago un llamado al presidente Gustavo Petro, al Ministro de Defensa, al Alto Comisionado para la Paz y al Ejército, porque la salida no son las armas. Aquí la única víctima es el pueblo, la comunidad que habita estas tierras y vive de sus cultivos”, expresó.
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El líder social insistió en que existe voluntad de diálogo por parte de los grupos armados y pidió al Gobierno Nacional abrir espacios de negociación que eviten una tragedia humanitaria similar a la del Catatumbo:
“Estamos hablando de una comunidad entera en riesgo de desplazamiento. La gente teme perder sus fincas, sus parcelas, su vida en la Sierra. Es momento de sentarse en una mesa de diálogo y evitar que la guerra siga cobrando vidas inocentes”, enfatizó Polo.
La tensión en la Sierra Nevada crece en la misma proporción que las comunidades inmersas involuntariamente en esa situación de conflicto ansían que el clamor por la paz y la protección de la población civil tenga eco en las más altas instancias del Gobierno Nacional.